Sinopsis:
Madrid,
primavera de 1939: Jimena Bartolomé, apenas salida de la adolescencia y
recién casada con el amor de su vida, es encerrada en la cárcel de
mujeres de Ventas. En esta siniestra institución, su directora, María
Topete, gobierna el destino de las reclusas y de sus hijos.
Ana R. Cañil recrea en Si a los tres años no he vuelto unos
hechos terribles y prácticamente desconocidos de nuestra posguerra: la
historia de las prisioneras cuyos hijos les fueron arrebatados por sus
carceleros para internarlos en seminarios y conventos o darlos en
adopción.
Si a los tres años no he vuelto se convierte en una novela imposible de soltar por el hecho terribleque denuncia y por el enfrentamiento entre Jimena y María, dos mujeres inolvidables.
Si a los tres años no he vuelto se convierte en una novela imposible de soltar por el hecho terribleque denuncia y por el enfrentamiento entre Jimena y María, dos mujeres inolvidables.
Autora:
Dejo una pequeña reseña sobre la autora de Si a los tres años no he vuelto.
Ana R. Cañil (Madrid,
1958) comenzó a trabajar en el periodismo económico «por necesidad» a
los 19 años, aunque, según la propia profesional, «se convirtió en vicio
cuando cruzó la información económica con la política».
Ha
trabajado en Cinco Días, después de unos meses de prácticas en el
diario El Alcázar, y en la revista Mercado. Entre 1984 y 1985 vivió en
Nueva York. Ha sido redactora jefe del semanario El Siglo, directora de Informe Semanal
y delegada de El Periódico de Catalunya en Madrid. Posteriormente,
trabajó en Soitu y ahora en Público. Ganó en 2008 el XXV Premio Espasa
de Ensayo con su primera obra La mujer del maquis.
Trinidad Gallego:
El robo de niños durante la Dictadura es una noticia de actualidad. El libro de Si a los tres años no he vuelto desarrolla este tema y menciona a personajes reales, entre ellos a Trinidad Gallego, compañera de celda de la protagonista.
Desconocía que este personaje
estaba basado en una persona real (fallecida el año pasado), hasta
encontrar su nombre en algunos artículos de prensa y relacionarla con la
Trinidad Gallego del libro.
Aquí os dejo un artículo muy interesante de El Pais:
Trinidad Gallego, testigo del robo de niños
Luchó por aportar su testimonio al esclarecimiento de la suerte de los hijos de víctimas de la represión franquista
NATALIA JUNQUERA 12 NOV 2011
Trinidad
Gallego (Madrid, 1913) no tuvo una vida fácil, pero sí larga. Murió
ayer a los 97 años, después de haber sobrevivido muchas veces: a
bombardeos, a consejos de guerra sumarísimos.
Se
afilió al Partido Comunista en 1935 y se formó como enfermera y
matrona. Creó el comité de enfermeras laicas del hospital San Carlos de
Madrid y durante toda la Guerra Civil trabajó allí como enfermera. "No
descansé un solo día en toda la guerra", contaba en sus memorias. "Un
día vi que mis zapatos ya no tenían suela y decidí salir a comprarme
unos. Me dijeron, Trini, no vayas por Fuencarral y por Hortaleza porque
caen bombas todas las tardes. Cuando volví, resultó que lo que habían
bombardeado era el hospital".
Al
terminar la guerra la detuvieron junto con su madre y su abuela, de 87
años. Siempre creyó que la había denunciado un vecino falangista. Tras
escuchar decenas de penas de muerte, respiró aliviada cuando en su
juicio sumarísimo la condenaron a 30 años y un día de prisión. La
llevaron a Ventas, una cárcel abarrotada de mujeres y de niños recién
nacidos en la que trabajó de comadrona. Vio morir a muchos y desaparecer
de un día para otro a otros muchos. En los registros penitenciarios no
quedó huella alguna de aquellas víctimas de la represión franquista
cuyos hijos habían nacido en la cárcel o pasado sus primeros años en
ella. En numerosos casos, las madres de aquellos niños habían sido
fusiladas al poco de dar a luz.
El
Estado, en virtud de leyes dictadas en 1940 y 1941, se hacía cargo de la
patria potestad sobre los descendientes de aquellos republicanos
represaliados que, para el psiquiatra Antonio Vallejo Nájera nombrado
por Franco psiquiatra en jefe del Ejército y autor de Eugenesia de la hispanidad- eran "débiles mentales".
El
abogado Fernando Magán presentó en 2009 un escrito en la Audiencia
Nacional con el nombre de Trinidad Jiménez y otros para pedir al
tribunal que tomara con urgencia su testimonio sobre casos de robos de
niños. La sala de lo penal tardó dos años en responder: desestimado.
Trinidad
Gallego salió de la cárcel en 1941. Volvió a entrar en 1942. En esta
última ocasión la llevaron a la prisión maternal de Carabanchel. Volvió a
la de Ventas y pasó por la de Amorebieta. Allí se le murió en los
brazos la hija de la combatiente republicana Julia Manzanal, después de
haber pasado una noche entera pidiendo ayuda a gritos. Ninguna de las
monjas encargadas de gobernar el penal se acercó.
Su
testimonio podría haber aportado algo de luz sobre los miles de niños
-según se estima, hubo unos 30.000 casos- robados durante el franquismo;
algunos para ser ingresados en seminarios u hospicios; otros para ser
entregados en adopción a familias comprometidas con el bando vencedor y
todos para ser reeducados, en aplicación de la vesania eugenésica de
Vallejo Nájera.
Trinidad
Gallego murió con la memoria fresca. "Pero ningún juzgado me ha
escuchado", dijo en su última conversación con este diario.
Antonio Vallejo-Nágera:
El apellido Vallejo-Nágera podemos encontrarlo, actualmente, en las crónicas de sociedad. Al igual que el robo de bebes durante la Dictadura.
Pero en este caso quería hablar del abuelo del clan Vallejo-Nágera., personaje histórico que se menciona en las páginas de Si a los tres años no he vuelto.
Antonio Vallejo-Nágera, padre del también reconocido psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera, fue un militar y médico psiquiatra de gran relevancia durante el régimen de Franco.
En 1917 (durante la I Guerra Mundial) es nombrado Agregado de la Embajada
de España en Berlín, donde debe a inspeccionar los campos de
prisioneros de guerra. Durante su permanencia en Alemania tiene
oportunidad de conocer las clínicas psiquiátricas. De nuevo en España,
dirigirá una Clínica psiquiátrica. Posteriormente sería nombrado
profesor de psiquiatría en la Universidad de Madrid (primer catedrático de psiquiatría).
Su figura es clave, como jefe de
los Servicios Psiquiátricos Militares de la dictadura franquista, para
la elaboración de un estudio que demostrase la inferioridad mental de
las personas de ideología marxista. "Toda su bibliografía y sus
investigaciones están encaminadas a demostrar que el marxismo es una
enfermedad mental, que existe un gen rojo que hace enfermar a las
personas y que lo mejor es que los rojos no tengan hijos o, si los
tienen, se les separe de sus padres".
Por
ello se le menciona en la novela ya que tras la conclusión de sus
teorías se llevó a cabo la separación de los hijos de los padres
marxistas, pues «la segregación de estos sujetos desde la infancia
podría liberar a la sociedad de una plaga tan temible».
Para ampliar más información sobre este "personaje" os dejo este enlace
donde podréis ver su obra, con la que no solo fomentó las ideas sobre
la desigualdad, si no que también sirvió para justificar el ideario del
régimen.
Cárcel de mujeres de Ventas:
La mayor parte de la trama del libro de Ana R. Cañil se
desarrolla en la cárcel de mujeres de Ventas en Madrid. Esta cárcel fue
construida en 1931 durante la II República Española. y fue ideada por la
feminista Victoria Kent, primera directora general de Prisiones. Aquí un poco más de información sobre su vida.
El objetivo era una prisión modelo
para mujeres, ya que anteriormente estaban hacinadas en depósitos de
reclusas. Con la esta cárcel, Kent quería lograr una reinsercción de las
mujeres reclusas.
Tras el fin de la
Guerra Civil Española, la Dictura Franquista convirtió la cárcel en un
lugar donde se hacinaron en muy malas condiciones las presas. La cárcel,
construida para 450 personas llegó a superar el número de 4.000. Entre
las reclusas más conocidas que hubo en la cárcel estuvieron Las Trece Rosas.
La cárcel permaneció abierta hasta 1967, año en que fue demolida para
construir viviendas. Estuvo ubicada en la actual calle Marqués de
Modéjar del barrio de Ventas.
María Topete:
En el libro de Si a los tres años no he vuelto hay dos personajes principales. María Topete es uno de ellos, un personaje que existió en la realidad.
María Topete murió a la edad de
100 años y fue directora de la Prisión de Madres Lactantes de San Isidro
en Madrid. Siguió las teorías de Vallejo-Nágera: reducir en prisión el
contacto entre madres e hijos para impedir que los hijos se contagiaran
de las ideas comunistas de las madres. Entregó algunos de estos niños a
conventos y a familias pudientes.
Su historia está novelizada en el libro, pero guarda muchos puntos en
común con la realidad. Era descendiente de una familia aristocrática
venida a menos y fue encarcelada siete meses durante la Guerra Civil.
Católica a ultranza, conservadora y monárquica, trabajó durante un
tiempo en la cárcel de Ventas como voluntaria hasta que fue nombrada
directora de la nueva cárcel para madres.
Aquí dejo un enlace de una entrevista realizada a la autora del libro donde habla de María Topete.
Opinión
Existen muchas novelas sobre la Guerra
Civil y sus consecuencias, pero este libro aporta una visión diferente.
Para empezar habla de un capítulo de nuestra historia aún por cerrar y
de actualidad en los periódicos, el robo de niños en las cárceles.
También nos muestra, sin implicación pero con gran sensibilidad por
parte de la autora, los dos puntos de vista de las dos protagonistas del
libro, la carcelera y la prisionera.
Pese a que la autora se muestra
imparcial, el lector no puede dejar de horrorizarse frente a lo
relatado. He de destacar el personaje de la antagonista (real), el mejor
de toda la novela.
Resulta difícil valorar esta
novela ya que habla de personajes y de historias reales. Me ha gustado y
por tanto la recomiendo. Como única pega, considero que en algunas
partes de la historia tiene una narración lenta y un final precipitado.
El libro comienza con la
historia individual de las dos protagonistas hasta coincidir en la
cárcel. Esta parte puede resultar un poco pesada porque tarda en entrar
en materia, pero a mí si me ha gustado. Nos pone en antecedentes sobre
los dos personajes. No creo que se haga como medio de entender o
empatizar con los personajes, especialmente con María Topete,
simplemente forma parte de la historia.
En definitiva, es un relato
sobre los vencidos y vencedores en la Guerra Civil Española con el drama
de las madres encarceladas de trasfondo. Es emotiva y durísima, quizás
algo lenta hasta el final de la novela pero recomendable por la historia
que cuenta.